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La primera foto de la historia  de un agujero negro

Los astrónomos Roger Penrose, Reinhard Genzel y Andrea Ghez se han hecho con el premio Nobel de Física de 2020. El primero de los científicos ha obtenido la mitad del galardón por la demostración fáctica de la existencia de los agujeros negros, siguiendo los preceptos de la teoría de la relatividad de Einstein. Los otros dos investigadores han sido distinguidos por el descubrimiento de un objeto supermasivo en el centro de la Vía Láctea, a unos 26.000 años luz de nuestro planeta.

Seccción transversal de un agujero  negro

Seccción transversal de un agujero negro


Imagen: ©Johan Jarnestad/The Royal Swedish Academy of Sciences

El año pasado tuvieron lugar dos descubrimientos astronómicos que dieron la vuelta al mundo y espolearon a la comunidad científica. El primero de ellos fue la primera imagen de un agujero negro, lo que suponía la prueba irrefutable de la existencia de este evento supermasivo. Los científicos del EHT (Event Horizon Telescope), (Telescopio de horizonte de sucesos, por sus siglas en inglés), enseñaron al mundo una imagen de un agujero situado a 55 millones de años luz, en la constelación de Virgo, elaborada a partir de los datos obtenidos de la radiación que había quedado atrapada en el campo gravitatorio del evento masivo.

El hallazgo supuso la confirmación definitiva de la existencia de estos fenómenos, cuya existencia había sido deducida, aunque nunca probada empíricamente, por la teoría de la relatividad general de Eisntein, quien, sin embargo, consideraba que la mera existencia de un evento tan supermasivo que nada pudiera escapar a su atracción, ni siquiera la luz, era una idea demasiado absurda com para ser real.

Posición de Sagitario A* con respecto a la Vía Láctea

Posición de Sagitario A* con respecto a la Vía Láctea


Ilustración: ©Johan Jarnestad/The Royal Swedish Academy of Sciences

El segundo fue la detección de Sagitario A*, un agujero negro supermasivo con una masa equivalente a unos cuatro millones de soles, situado en el centro de la Vía Láctea. Los expertos descubrieron una estrella que orbita a su alrededor siguiendo una trayectoria elíptica muy pronunciada. Según la teoría de la relatividad general, los fotones que se encuentran en el punto más cercano de la órbita deberían perder energía, un hecho que los científicos habían intentado probar en 2018, aunque no confirmar. El año pasado, un equipo científico liderado por Reinhard Genzel y Andrea Ghez comprobaron empíricamente su existenciaanalizando las mediciones tomadas por el telescopio Keck de Hawaii durante los meses de máximo acercamiento entre el astro y el agujero negro.

Los científicos comprobaron la existencia de este evento supermasivo a través de las mediciones precisas de los datos proporcionados por el observatorio espacial Keck, en Hawai

Así pues, el premio Nobel de este año ha sido compartido entre los científicos que posibilitaron estos dos descubrimientos.

Una vida dedicada a la astrofísica

Para llegar a conseguir el preciado premio Nobel estos tres científicos han dedicado su vida a la ciencia. Por ejemplo, en enero de 1965, 10 años después de la muerte de Einstein, Roger Penrose demostró la existencia de los agujeros negros, e identificó la singularidad, una zona en la que no pueden aplicarse las leyes de la naturaleza, en un artículo innovador que todavía se considera una de las principales contribuciones para demostrar la teoría de la relatividad general de Einstein. Por su parte, Reinhard Genzel y Andrea Ghez lideran cada uno un grupo de astrónomos que, desde principios de la década de 1990, ha escudriñado los secretos de una región del cosmos denominada Sagitario A* de la que sospechaban podría encerrar la presencia de un agujero negro, una hipótesis a la que llegaron después de comprobar la velocidad de las órbitas de las estrellas circundantes.

Reinhard Genzel y Andrea Ghez descubrieron un agujero negro en el centro de la Vía Láctea comprobando la velocidad de las órbitas de sus estrellas circundantes.

Los descubrimientos de los galardonados de este año han abierto nuevos caminos en el estudio de objetos compactos y supermasivos. Pero estos objetos exóticos todavía plantean muchas preguntas que piden respuestas y plantean nuevos retos de investigación en el futuro, no solo sobre la estructura interna de estos objetos masivos, sino también sobre cómo usar la teoría de la relatividad general en condiciones extremas”, ha declarado David Haviland, presidente del Comité Nobel de Física.

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