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“El contexto en el que estamos es muy importante”, decía Nuria Enguita (Madrid, 1967) hace poco más de tres años, en estas páginas, a punto de inaugurar Bombas Gens, el centro de arte que ha dirigido desde entonces. Un mantra que no se ha cansado de repetir en las últimas horas, desde que se hizo su presentación oficial como nueva directora del IVAM de Valencia. El paseo de un centro de arte al otro no llega a los 10 minutos, el tiempo justo para cruzar de un barrio popular al centro de la ciudad, de una fundación privada al Museo de la Generalitat Valenciana, que cuenta con algo más de 9 millones de presupuesto. Su nombramiento ha sido un secreto a voces desde los meses de confinamiento, cuando ya en mayo, José Miguel G. Cortés anunciaba que no se renovaba su contrato (que vencía tras cinco años al frente). Le deja Cortés un año de exposiciones -todavía por darse a conocer- ya programado, con lo que tendremos que esperar a 2021 para conocer las exposiciones de la nueva directora.

Elegida mediante un concurso público al que sólo llegaron dos candidatos, a Nuria Enguita le respalda su carrera. Además de su trabajo al frente de Bombas Gens, ha sido miembro del equipo curatorial de la Bienal de São Paulo de 2014, directora de la Fundación Tapies de Barcelona y, bajo la batuta de Vicente Todolí, conservadora del IVAM en los noventa, los años de arranque del museo. Se suma así al todavía escuálido número de mujeres al frente de los museos públicos españoles.

Pregunta. ¿Cómo se siente volviendo a un lugar donde trabajó hace más de dos décadas?

Respuesta. Recuerdo de esos momentos la idea de principio, de impulso casi utópico, de futuro, de incidencia en la ciudadanía. Fueron unos inicios llenos de esperanza y de ganas de trabajar con el ahora. Treinta años después podemos, además, trabajar con un pasado en nuestro equipaje y con una colección muy consolidada que se puede trabar históricamente, una de las líneas de mi programa. Me interesa reflexionar sobre por qué algo tiene sentido en el museo y cómo una obra de arte, un artefacto de la historia que pertenece a un momento concreto, se puede reactivar desde el presente mirando hacia el futuro.

P. ¿Qué diría que ha cambiado en estos 30 años de vida del museo?

R. La aceleración tecnológica y de la vida, las consecuencias de la pandemia, trabajar de otra manera…. El museo tiene que repensar su encaje en la sociedad, expandir el lugar que ocupa no sólo a través de los públicos sino también con sus relaciones con la universidad, las escuelas… abrirse y diseminarse en toda la sociedad. Recuerdo que, cuando se inauguró, el Reina Sofía estaba siempre lleno de gente. El museo formaba parte de la vida cotidiana de muchos en aquel momento. ¿Cómo hacer que los centros de arte formen hoy parte de otras tantas y que cuando venga el público encuentre algo que realmente les interese? Aquí el contenido y las metodologías de acercamiento a los públicos son fundamentales, algo en lo que ya estaba trabajando el IVAM y que me gustaría intensificar. El museo ocupa un lugar concreto y desde ahí debe hablar al mundo con la ayuda de la tecnología, pero no debemos olvidar que nuestra audiencia es el publico próximo. Me gusta mucho esa idea del museo como site que puede abrirse y dejarte entrar, pero que cuando te vas sigue latente. Puedes venir a una conferencia, a un taller, a una exposición…

P. ¿Qué lugar ocupa lo virtual en esta ecuación?

R. En un momento en el que la movilidad de las personas es tan difícil tenemos que trabajar otras maneras. Lo virtual puede ayudar mucho al mundo pero la gran potencia de las exposiciones es el encuentro con la obra y tenemos que recordar en todo momento que los museos son lugares seguros. La experiencia no es intercambiable. El mayor peligro que nos acecha es la desconexión con el público.

P. ¿Por qué cree que el público general está tan alejado del arte contemporáneo?

R. Si el IVAM ha formado parte de la sociedad se verá en una generación. Pasa por los programas de mediación a todos los niveles: artísticos, educativos, sociales, comunitarios. Conseguir que el museo esté vivo. Siempre he intentado que las personas piensen que el arte es para ellas. Aquí la mediación es fundamental. Hay que facilitar esa mediación con la obra y yo he comprobado que, si se hace, se puede. ¿Por qué gusta más el arte figurativo? Porque cuenta una historia, se reconoce a unos personajes…

Desde la colección

P. ¿Qué aspectos le interesa más de la colección del IVAM?

R. Me interesa en su totalidad: es internacional, habla de muchos contextos, de muchos mundos (soviéticos, vanguardias europeas, españolas, los años 50, el contexto…). Tiene una potencia muy fuerte todo lo relacionado con el arte pop y lo popular valenciano, que es riquísimo, los fondos de Josep Renau, la tradición del cartel, del montaje… Me parecen también fundamentales los feminismos, en particular los post-identitarios, porque creo que todos somos conscientes de que las identidades son importantes y que las cerradas no son las necesarias. Quiero trabajar con las mujeres que están en nuestra colección y que no han tenido exposiciones individuales. Hay piezas, por ejemplo de Anni Albers, que me interesan por esa idea de entender los contextos en los que surgen las obras: hubo muchas mujeres que trabajaron el arte textil porque no tenían acceso a la escuela y a la universidad donde se enseñaban pintura y escultura. Tenemos que trabajar con lo contemporáneo porque en Valencia hay ya más lugares de arte contemporáneo y nos complementamos.

P. ¿Cómo?

R. Cada uno tiene sus singularidades. El IVAM es un museo público que se dedica al arte, el Centro del Carmen a la cultura contemporánea, Bombas Gens es una propuesta privada… El IVAM se articula en tres espacios: su sede histórica, las salas de Alcoy y un tercer espacio, nuevo, que va a permitir desarrollar otro tipo de proyectos, una nave de características industriales próxima al Parque Central. El edificio del IVAM se hizo en los ochenta pensando en arte moderno. En cuanto al espacio de Alcoy, quiero trabajar ahí con la colección en exposiciones de tesis y en la mediación. Voy a dedicar el año que viene a hacer red en Alcoy, una ciudad que tiene universidad, escuela de arte y oficios y una fuerte tradición modernista. Cada sede tendrá su propio programa y se relacionará con su pares.

P. Ha incidido en su programa en un nuevo Centro de documentación que será el puente entre la colección y la biblioteca, el “cerebro” del museo. ¿En qué consistirá y qué otros modelos le interesan?

R. El MACBA tiene un magnífico centro con edificio propio, el Reina Sofía, el MUSAC, el Pompidou. El fondo documental del IVAM –todo lo que acompaña a las obras sin serlo- es generoso y tiene que servir para la creación de exposiciones y para poder ser consultado, si es posible físicamente pero también digitalizado, de ahí la importancia de trabajar a fondo la web.

P. La educación y la mediación son el talón de Aquiles de muchos museos. ¿Qué personal fijo tiene el IVAM y cómo se plantea la nueva estructura pedagógica que ya ha anunciado?

R. El papel de los departamentos de educación es fundamental en los museos actuales y la estructura del IVAM es ampliable, aunque existan dificultades administrativas. Me interesa crear un equipo duradero y establecer relaciones, que la investigación de la universidad revierta en el museo, hacer partícipes a las facultades, por un lado, y, por el otro, que las exposiciones surjan de grupos de investigación.

P. ¿Qué otros museos le interesan?

R. Me interesan las instituciones que hacen un trabajo muy importante a nivel local y global. Un museo es relevante internacionalmente si tiene incidencia local, todo lo contrario a los museos-franquicia.

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