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Hallan en una tumba sin nombre en Almadén restos de un varón como el represaliado en Puebla de Don Rodrigo Feliciano Ramírez. “Mi madre siempre creyó que estaba en una cuneta, que esté en un cementerio nos da tranquilidad”, dice su sobrina María Dolores

lanzadigital.com / Belén Rodríguez / 04-08-2020

La madre de María Dolores Chicano Ramírez, sobrina del represaliado por el franquismo en Puebla de Don Rodrigo Feliciano Ramírez Alcobendas, al final de la Guerra Civil (fue asesinado el 2 de noviembre de 1940), siempre pensó que su hermano mayor -tenía 27 años cuando lo mataron- estaba en una cuneta.

No podía ni hablarles a sus hijas del tío Feliciano, “se echaba a llorar en cuanto salía el tema”, recuerda María Dolores. Pero tanto la historia del tío, “jornalero, guardia de asalto y ‘rojo’, que no le había hecho mal a nadie”, dice, como la de su abuelo Victorio Ramírez, asesinado siete días después del hijo por colaborar supuestamente “con los de la sierra”, siempre estuvo presente en su familia. Y acompañó a la tumba a su madre, fallecida un 3 de agosto de hace catorce años, justo el mismo día que la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) cree haber hallado en una tumba sin nombre en el cementerio de Almadén los restos de Feliciano, ochenta años después de su desaparición.

Las sobrinas y otros familiares, que viven en Puebla de Don Rodrigo, Burgos y Piedrabuena, han pasado buena parte del lunes en el cementerio de Almadén donde a primera hora de ayer empezó la exhumación, que se ha complicado más de lo previsto.

Exhumación de la ARMH este lunes en el cementerio de Almadén / ARMH

Un cuerpo con botas de media caña

En el primer día de intervención del equipo de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica ha aparecido un cuerpo, con unas botas media caña y botones. “Lo que hemos encontrado cumple nuestras expectativas”, aseguran desde la asociación, a falta de confirmar que se trata de los restos de Ramírez.

A María Dolores y sus hermanas, hijas de la hermana de Feliciano que consiguió un salvoconducto para que lo soltaran, pero nunca se lo pudo entregar, este lunes de agosto se les han removido muchos sentimientos, pero han conseguido un poco de paz.

El equipo de la exhumación continuará trabajando este martes en el cementerio de Almadén /ARMH

«Que esté en un cementerio nos da tranquilidad»

“Nunca pensamos que podríamos encontrarlo, que haya estado en un cementerio, si se confirma que es él, nos da tranquilidad”.  María Dolores no puede evitar llorar cuando recuerda las historias de la posguerra que le contaba su madre, con apenas 25 años cuando asesinaron a su padre y a su hermano, e incluso lo intentaron con el otro varón de la familia, un chaval que no tendría más de 11 años.

Ni sepultura ni duelo ni llanto

No es que no pudieran enterrarlos, es que se les negó hasta saber que había sido de Feliciano cuando fueron a preguntar por él en la cárcel de Almadén. “No podían ni llorar, tenían una pareja de la Guardia Civil en la puerta de casa para impedirlo”.

María Dolores da rienda suelta a su llanto, entre la tristeza y el alivio por haber encontrado a su tío, tantos años después. Si se confirma que es el cuerpo lo enterrarán en el cementerio de Puebla de Don Rodrigo, “junto a mi madre”, la hermana que nunca perdió la esperanza de salvarlo.

La historia de Feliciano

Feliciano Ramírez Alcobendas, un joven de Puebla de Don Rodrigo que formó parte del Ejército Popular de la Segunda República durante la Guerra Civil, volvía del campo de concentración de Cerro Muriano (Córdoba), en el que estuvo retenido al final de la guerra, cuando fue apresado poco antes de llegar a Puebla de Don Rodrigo.

No pudieron darle el salvoconducto

Una de sus hermanas –la madre de María Dolores- no pudo entregarle el salvoconducto que había conseguido para que lo dejaran libre y del camino pasó al cuartel de la Guardia Civil de la localidad. Al día siguiente de su detención, en una fecha no determinada del año 1940, Feliciano y otros hombres detenidos tras el fin de la guerra, fueron recogidos en un camión que se los llevó de allí. Nunca más se supo de ellos.

La familia de Feliciano ni siquiera pudo despedirse y nadie les dio razón de su paradero. De nada sirvieron las indagaciones de su hermana en la cárcel de Almadén en ‘el año del hambre’: allí no había ingresado.

Su padre fue asesinado siete días después

Tiempo después supieron que Feliciano fue ejecutado el 2 de noviembre de 1940 en lo que se conoce como el camino de Corral Sancho, próximo a Almadén.

La familia de Feliciano empezó a interesarse por sus restos en el año 2011 cuando otro equipo de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica exhumó en una fosa común del cementerio de Puebla de Don Rodrigo los cuerpos de cinco guerrilleros, junto a los que se cree que está enterrado el padre de Feliciano (no apareció). Así es como la ARMH empezó a investigar este caso que ha propiciado la exhumación de esta semana en el cementerio de Almadén.

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Fotografía destacada: María Dolores -con la foto de su tío-, su hermana y su marido, este lunes en el cementerio de Almadén / ARMH

Fuente:https://www.lanzadigital.com/provincia/no-podian-ni-llorar-la-guardia-civil-se-ponia-en-la-puerta-de-la-casa-para-impedirlo/



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