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Señala el empresario asturiano Jesús Álvarez, dueño de Encaja, que la mampara está dirigida a odontólogos, oftalmólogos y cirujanos plásticos. “Actúa como barrera de protección frente a gotas causantes de la transmisión de infecciones, minimizando el riesgo de infección por esta vía, pero sin alterar las condiciones de trabajo con el paciente”, explicó Álvarez.

Sirve, por lo tanto, para frenar en seco la transmisión del coronavirus, con lo que consigue reforzar la lucha contra la pandemia dentro de estas clínicas. “Ayuda a reforzar las medidas de prevención en aquellos entornos donde los profesionales sanitarios trabajan a menos de un metro de los pacientes y están sometidos a un riesgo de aspiración con aerosoles”, apunta Álvarez.

La compañía está fabricando ya este producto a gran escala en su planta de Riaño. Consta de una pantalla de policarbonato de solamente entre 3 y 4 milímetros de espesor que, agrega Álvarez, permite “una visibilidad óptima del campo operatorio, además de una resistencia extrema a los golpes y arañazos”. Tiene incorporado un brazo articulado flexible y una mordaza ajustable que permite fijarlo a cualquier superficie, para una mayor autonomía. Permite, por lo tanto, la sustitución de parte de los equipos de protección individual (EPI) utilizados por estos profesionales, como las gafas o las pantallas faciales. La mampara se comercializa ya en toda España, y varios distribuidores europeos han mostrado su interés por el producto para conseguir que dé un salto internacional.

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