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A muchos les sorprende que Déjame, considerado uno de los grandes himnos pop de los 80, lo escribiese un chaval de apenas 21 años. Lo normal es alcanzar el techo creativo cuando uno acumula discos y años en la carretera. Pero a veces la magia despunta en los inicios, en aquel verso tembloroso que un joven imberbe plasma para transmitir con música lo que es incapaz de articular con palabras. Probablemente, ahí se encuentre parte del encanto de Déjame, uno de los grandes clásicos de Los Secretos, aunque el resto de su obra perfora la sensibilidad con idéntica profundidad.

La lista de éxitos del conjunto madrileño, ya sin el concurso del siempre añorado Enrique Urquijo, no ha dejado de crecer desde aquel remoto 1981. El próximo sábado día 5, Port Adriano Music Festival acogerá la presentación de su vigésimo cuarto trabajo publicado, entre EP’s, grandes éxitos y discos inéditos: Mi paraíso.

Han pasado más de 40 años desde que Los Secretos echaron a rodar, cuando aún se hacían llamar Tos.

La que fue una de las bandas claves en la explosión musical de aquel Madrid iconoclasta de los ‘80, regresa a la isla para presentar un trabajo producido por el prestigioso Nigel Walker, arquitecto del sonido de Pink Floyd, Paul McCartney, Bryan Ferry y Elton John, entre otros.

«Mi paraíso es un disco que recupera la esencia de Los Secretos, es un muestrario de todos nuestros matices –pop, ranchera, rock, y power pop– protegido de modas y cambios generacionales», explica Álvaro Urquijo, líder del quinteto.

Los madrileños cargan con el peso de un repertorio repleto de, al menos, una veintena de títulos que nunca han dejado de sonar sobre el escenario, «si somos algo es gracias a la opinión del público», subraya el cantante. Canciones como Sobre un vidrio mojado, Amiga mala suerte, Cambio de planes, Y no amanece, Ojos de gata, Quiero beber hasta perder el control, y un largo etcétera han perfeccionado el directo de Los Secretos, que ahora bordea la perfección.

Público

«Antes que artistas nos consideramos público, por eso nuestra finalidad es hacer sentir a la gente las mismas sensaciones que experimentamos en los conciertos de nuestros ídolos. Todo el preciosismo y la sutileza de esos artistas que nos gustan tratamos de trasladarlo a nuestro directo, en el que siempre damos lo máximo», sentencia Álvaro Urquijo.

Y es así como, aliándose con la ranchera melancólica de Chavela Vargas, el rock elegante de los Eagles, y el pop deslumbrante de The Police sus conciertos consiguen desatar la catarsis colectiva.

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