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Durante décadas historiadores y científicos han coincido en asumir que la división del trabajo fue la norma en la organización de las primeras sociedades humanas: mientras los hombres se encargaban de la caza, las mujeres contaban entre sus tareas con el cuidado y la crianza de los más jóvenes. Ahora no obstante el hallazgo del enterramiento de una cazadora de 9.000 años en las montañas de los Andes de América del Sur revela una historia diferente. El descubrimiento se detalla en una nueva investigación dirigida por la Universidad de California en Davis que se publica esta semana en la revista Science Advances bajo el título «Female Hunters of the Early Americas.»

Los restos, datados en cerca de 9.000 años de antigüedad corresponden a los huesos de una hembra joven, de entre 17 y 19 años, enterrada con un surtido juego de herramientas de caza mayor en el yacimiento de Wilamaya Patjxa, en los Andes Peruanos. Entre los útiles hallados se encuentran puntas de proyectiles de piedra para abatir animales de gran tamaño, un cuchillo y hojuelas para retirar los órganos internos, así como herramientas para raspar y curtir pieles. «Los objetos que acompañan a las personas en la muerte tienden a ser los que los acompañaron en vida», explican los investigadores, quienes determinaron, según los hallazgos del osteólogo del equipo, James Watson, de la universidad de Arizona, que el cazador probablemente fue una mujer.

Colección de herramientas de la cazadora del yacimiento de Wilamaya Patjxa

Colección de herramientas de la cazadora del yacimiento de Wilamaya Patjxa


Foto: Randy Haas/UC Davis

La estimación del sexo de Watson fue confirmada más tarde por el análisis de proteínas dentales realizado por los investigadores de la universidad de California en Davis Tammy Buonasera y Glendon Parker.

Mujeres cazadoras: ¿Excepción o norma?

El sorprendente descubrimiento, considerado además el yacimiento de cazadores más antiguo de todo el continente americano, llevó a los científicos a preguntarse si la mujer de Wilamaya podía encajar en un patrón más amplio de cazadoras o simplemente conformaba una excepción única a la regla. Así, al observar los registros publicados relativos a diferentes yacimientos del Pleistoceno tardío y del Holoceno temprano en América del Norte y del Sur, identificaron 429 individuos de 107 enterramientos diferentes.

La participación femenina en la caza mayor no fue trivial. Entre el 30% y el 50% de los cazadores del Pleistoceno tardío y el Holoceno temprano en las Américas pudieron haber sido mujeres

De entre todos ellos, los investigadores encontraron que 27 individuos se hallaron asociados con herramientas de caza mayor, de los cuales 11 eran mujeres y 15 eran hombres. «La muestra fue suficiente para concluir con garantías que la participación femenina en la caza mayor temprana probablemente no fue algo trivial«, explican los autores. «Ahora está claro que la división sexual del trabajo fue fundamentalmente diferente, probablemente más equitativa, en el profundo pasado de cazadores-recolectores de nuestra especie» añade a titulo personal el profesor de antropología de la universidad de California Davis, Randy Haas, también autor principal del estudio

Una división del trabajo tardía

El análisis estadístico muestra que entre el 30% y el 50% de los cazadores de estas poblaciones eran mujeres. Sin embargo, estos niveles de participación en la caza contrastan fuertemente con las conclusiones que se desprenden de los yacimientos de cazadores-recolectores más recientes, e incluso con los de las primeras sociedades agrícolas donde la caza, en la que aprecian bajos niveles de participación femenina, fue una actividad eminentemente de hombres: «Para ser exactos la participación de las mujeres en estos casos estaba por debajo del 30%» explica Haas.

Vicuñas de los Andes, posibles presas de los primeros cazadores andinos

Vicuñas de los Andes, posibles presas de los primeros cazadores andinos


Foto: Randall Hass

Si bien la investigación responde a una vieja pregunta sobre la división sexual del trabajo en las sociedades humanas tempranas, también plantea algunas nuevas. El equipo ahora desea comprender cómo se produjo esta división sexual del trabajo, cuales fueron sus consecuencias en diferentes momentos y lugares, y como cambiaron entre las distintas poblaciones de cazadores-recolectores de las Américas.

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