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Hambruna
Niña comiendo un suplemento alimenticio a base de cacahuate en un hospital de Sana´a, Yemen, donde recibe tratamiento contra la desnutrición | Unicef | Mohammed Huwais






el DiarioSolidario

La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y el Programa Mundial de Alimentos (PMA) han identificado cuatro países con un alto riesgo de caer en la hambruna. Se tratan de en Burkina Faso, el noreste de Nigeria, Sudán del Sur y Yemen.

El Análisis de Advertencia Temprana de los Lugares con Inseguridad Alimentaria Aguda remarcan que la combinación de conflictos, crisis económica, eventos climáticos extremos y la pandemia de Covid-19 empuja a cada vez más gente a una situación de emergencia alimentaria.

El documento señala que parte de la población en los cuatro países identificados padece ya hambre y agrega que la escalada de los conflictos sumada a la reducción del acceso a la ayuda humanitaria podría conducir a la hambruna.

La FAO y el PMA además alertan de que en otros 16 países existe un riesgo elevado de hambre aguda. Apuntan, por ejemplo que en la República Democrática del Congo hay 22 millones de personas que padecen inseguridad alimentaria aguda, la mayor cifra en un solo país.

Mapa del hambre (hambruna)
Mapa de la inseguridad alimentaria aguda

Conflictos violentos

La intensificación de la violencia, desplazando a una mayor población civil e interrumpiendo los sistemas y mercados alimentarios, hará que más ciudadanos caigan en una alta inseguridad alimentaria aguda en zonas de Afganistán, Burkina Faso, Camerún, la República Centroafricana, la República Democrática del Congo, Mozambique, el Níger, el norte de Nigeria y el sur del Sudán.

En octubre de 2020, algunos de estas naciones ya contaban con más de un millón de personas en estado de emergencia aguda: la República Democrática del Congo (5,7 millones), Afganistán (3,3 millones), y Sudán meridional (1,7 millones). Además, hay más de 11.000 personas en la fase 5 de catástrofe – riesgo de morir por inanición – en partes de Burkina Faso. Debido a la violencia, en Camerún el número de ciudadanos en situación de alta inseguridad alimentaria aguda se ha duplicado con respecto al año pasado, alcanzando los 2,1 millones entre junio y agosto de 2020.

Impacto económico y Covid-19

Las crisis macroeconómicas, exacerbadas por el impacto socioeconómico de las medidas relacionadas con Covid-19 son particularmente preocupantes en Venezuela y para sus migrantes en los países vecinos donde se han asentado, así como en Sudán, el Líbano, Zimbabue y Haití. Asimismo, en este último estado, los efectos de las lluvias podrían hacer crecer los haitianos en situación de inseguridad alimentaria y alcanzar los 4 millones de personas en febrero de 2021.

Los efectos del empeoramiento de las condiciones económicas, la inflación y los conflictos de larga duración afectan directamente en Yemen y en Siria, doblando la población que pasa hambre. En Yemen, un análisis previo a la Covid-19 remarcó que se esperaba que el número de personas en situación de alta inseguridad alimentaria aguda superaran los 17 millones este año, frente a los 15 millones en 2019.

Extremos climáticos

En Etiopía, el número de personas en situación de alta inseguridad alimentaria aguda se prevé que llegue a los 11 millones para junio 2021 debido a las precipitaciones erráticas – y sin tener en cuenta el clima de alta tensión bélica que vive el país- y el efecto de la Niña. Somalia también es un país en riesgo. Por su parte, en Sierra Leona, el impacto climático sumado a las crisis económicas impulsan un mayor deterioro de la situación de la población con 1,3 millones de personas afectadas – una cifra diez veces peor que en los últimos tres años.

En el lado contrario, las precipitaciones superiores a la media y las posibles inundaciones tendrán un fuerte impacto en el sudeste de Asia así como en partes de África meridional incluyendo Mozambique. En Sudán, las inundaciones en medio de la actual crisis económica probablemente agravarán las proyecciones de 6,4 millones de personas que se enfrentan a una crisis alimentaria o hambruna.

Las amenazas transfronterizas, como la plaga de langostas del desierto, impactan en los medios de subsistencia en África Oriental y Yemen. En el África meridional, se ha informado de un reciente brote de langosta migratoria africana.

Las poblaciones afectadas por la crisis no reciben la ayuda humanitaria que necesitan para evitar una futura hambruna debido a las limitaciones de acceso por conflictos u otras restricciones políticas; Yemen y Siria se enfrentan a los mayores desafíos por sus conflictos armados. Por su parte, las limitaciones son muy altas en algunas partes del Afganistán, la República Democrática del Congo, Nigeria, Somalia, Sur Sudán y Venezuela. Mientras que en Burkina Faso, Camerún, Etiopía, Níger, República Centroafricana y el Sudán experimentan grandes limitaciones.

Llamada urgente a la acción

El informe recalca que su objetivo es instar a la acción inmediata para evitar la hambruna y una emergencia todavía mayor en el período de los próximos tres a seis meses y advierte que eso dependerá de cómo evolucionen los conflictos, los precios de la comida, la pandemia del coronavirus, las lluvias, las cosechas por venir, el acceso de la ayuda humanitaria y la disposición de los donantes a seguir financiando las operaciones humanitarias.

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