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Randy Kousouu Alam-Sogan fue quien alquiló un chalet en el municipio madrileño de Aravaca para celebrar una fiesta el sábado pasado. No el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero ni ningún miembro del PSOE, un bulo que ha corrido como la pólvora entre las redes sociales.
La mansión que había elegido está ubicada en la calle Pico de Almenara 4, pertenece a un matrimonio y tiene una extensión de 2.824 metros cuadrados. Al evento acudieron 200 personas. Entre ellos había algunos jugadores de baloncesto de la NBA, conocidos actores y otros apellidos de renombre, según ha podido saber NIUS de fuentes conocedoras del desenlace de la fiesta.
Los vecinos avisaron a la Policía Nacional al ver el trasiego de coches y escuchar la música a un elevado volumen. Al llegar los agentes, los asistentes intentaron escapar en grupos pero todos fueron sancionados y desalojados. Además cuatro de ellos, con edades comprendidas entre los 26 y 36 años fueron detenidos, acusados de desobediencia y resistencia a los agentes de la autoridad.
El príncipe Randy es el heredero del trono de reino de Dahomey, un antiguo estado africano en el Golfo de Guinea, que se distinguió por su legendario ejército de mujeres soldado. Estas amazonas de élite debían ser valientes, fuertes y bellas. Su misión era atemorizar a los conquistadores europeos en África Occidental.
Situado en el oeste del país yoruba, en el siglo XVIII Dahomey se convirtió en uno de los principales puntos neurálgicos en la trata de esclavos. Ahora intentan acabar con la corrupción de los políticos y los constantes golpes de estado.
Fundador y presidente de Black Lion Rising Investments y Black Lion Holding, el príncipe Randy se dedica a invertir capitales en 22 países del mundo. Actualmente tiene en marcha 80 proyectos, en varias áreas: turismo, energía, minería, petróleo, desarrollo agrícola, puertos y medios de comunicación.
Además es el presidente del proyecto filantrópico “Niño del Universo” destinado a mejorar el nivel de Educación y Salud en las 55 naciones africanas. El proyecto aborda desafíos como la infraestructura de las escuelas públicas, el desarrollo sostenible de las comunidades, el empoderamiento de las mujeres, las iniciativas rurales de atención de la salud, el acceso de banda ancha a bajo costo.
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