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  • Telecinco entrevistó en exclusiva a Li-Meng Yan, la doctora huida tras decir que el Covid es un «arma biológica creada en laboratorio»


  • Ella argumentó su versión pero los colaboradores de ‘Informe Covid’ se la refutaron por falta de pruebas


  • «Es cierto que falta un eslabón perdido entre el murciélago y el hombre, pero el salto tuvo que ser natural»

Iker Jiménez ha emitido hoy la entrevista que hizo en exclusiva a Li-Meng Yang, la viróloga china huída a Estados Unidos tras afirmar que el coronavirus fue creado como arma biológica en un laboratorio y liberado intencionadamente por el gobierno de su país.

La experta viróloga y mujer más buscada por gobierno chino eligió Telecinco para su primera entrevista europea desde que abandonó su país natal para refugiarse en un paradero desconocido por miedo a las represalias.

En la entrevista conseguida por Informe Covid, después de cuatro meses de gestiones, Li-Meng Yang ha explicado cómo y por qué, en su opinión, el mercado de Wuhan no es el origen del brote del SARS-Cov-2, y tampoco hay forma humana de que pudiera escapar por accidente de un laboratorio, por lo que tiene claro que fue deliberado.

Es su palabra contra la del Gobierno chino y mayoría de científicos del mundo, que insisten en que el origen del coronavirus solo pudo ser natural. Sin embargo, ninguna de las teorías ha podido ser probada hasta la fecha, de forma que el testimonio de Li-Meng Yang era de gran interés.

La versión de la viróloga: «Un arma biológica creada en laboratorio»

Hasta hace varios meses, la doctora Li-Meng Yan era una de las virólogas que estudiaban el coronavirus en un laboratorio de referencia de la Organización Mundial de la Salud en la Universidad de Salud Pública de Hong Kong.

«Hay que remontarse al 31 diciembre cuando yo trabajaba en este laboratorio, uno de los más importantes del mundo. Entonces el gobierno chino no divulgó la información que yo tenía, ni a la OMS ni a las autoridades de Hong Kong».

Cuenta que su supervisor y consultor de la OMS, el profesor Leo Poon, le asignó una «tarea en secreto, quería que averiguase qué habia ocurrido en Wuhan con esa neumonía desconocida«. «Recabé datos desde finales de diciembre hasta el 3 de enero». Una información que decía que Wuhan, donde surgió el coronavirus, «ya tenía entonces más pacientes con neumonía de los que el gobierno estaba diciendo»

«Se comenzó a detectar que había personas infectadas no solo en el mercado de Wuhan, sino a nivel de grupos familiares, lo que probaba la transmisión entre humanos, pero era confidencial, y el gobierno no quería que la gente lo supiera».

Li-Men Yang alertó a su supervisor y a su jefe adjunto en la OMS, un gran experto en coronavirus. «Ellos lo sabían pero optaron por guardar silencio y colaborar con el gobierno chino para encubrirlo«.

Entrevista completa a Li-Meng Yan en ‘Informe Covid’

Su jefe Leo Poon le pidió que volviera a su antiguo trabajo, el desarrollo de una vacuna de otra enfermedad. Pero el 16 de enero «me pidió que investigara si había un huesped intermedio en la transmisión de la Covid-19».

Recuerda que China insistía entonces en que no habia pruebas de transmisión entre humanos, ya que había pocos casos y ningun trabajador médico se habia infectado aun. «Yo le conte a Leo que sí había muchos casos en Wuhan, que había evidencia de transmisión entre humanos y que no había un huesped intermedio como decía el gobierno».

Para la viróloga era «inexplicable» que el virus hubiera salido del mercado, como decía el gobierno chino, por muchos animales salvajes que hubiera.

«Mi supervisor me avisó de que no cruzara la lina roja o me metería en problemas. No hubo respuesta de la OMS ni del gobierno chino a mis advertencias, y ahora no se permite a expertos extranjeros entrar allí».

¿Por qué descarta la teoría de la naturaleza?

Ella remite a la secuencia del genoma del virus. «Sabía con certeza que el SARS Cov-2 estaba basado en el coronavirus de un tipo determinado de murciélago que era imposible que procediera de la naturaleza«.

Lo hizo público en un artículo de Nature. «Difundí mi mensaje aprovechando que era el Año Nuevo Chino y llegaría a más gente. Pensé que países como España e Italia tenían que saber la verdad porque China engaña a la gente, pero en abril ya estaba en el punto de mira del Gobierno y decidí huir a EE.UU.»

«Los científicos nos hicieron creer que la COVID venía de un murciélago, al igual que el virus anterior SARS Cov-1″, explica la viróloga. En concreto,» el virus del murciélago RATG13, que es como el abuelo del coronavirus de Wuhan, que se habría combinado con la naturaleza hasta saltado al SARS Cov-2, con especies animales de por medio, y terminando en el primer humano que resultó infectado».

Pero Li-Meng Yan niega esta teoría en el caso del coronavirus. Lo que ella cree es que «desde enero se fue siguiendo la ruta sintética del virus RATG13 al SARS Cov-2, utilizando un coronavirus de murcielgao y manipulándolo en laboratorio«.

¿Cómo llega a esta conclusión? «El genoma»

«Por pura lógica, analizando el genoma del coronavirus se ve que el supuesto origen natural no se sostiene«. Ella defiende la teoría del «diseño humano» remitiendo a las publicaciones de un laboratorio militar chino entre 2017 y 2018, cuando descubrieron dos virus, el ZC45 y el ZXT21, que «son la columna vertebral de este nuevo coronavirus», ya que comparten la secuencia genética en un 90%. Es decir, «basándose en el coronavirus del murciélago diseñaron otro patógeno».

Eso explicaría, en su opinión, que el virus de la COVID -19 sea «como un frankestein», con «apariencia de vaca pero cabeza de ciervo, manos de mono y orejas de conejo», pone como ejemplo. «El objetivo era crear un virus que fuera compatible con el ser humano, que tras liberarse se adaptase a él rápidamente, como ha sucedido».

«Todo eso se puede hacer en seis meses en un laboratorio», opina basada en su experiencia. Ve imposible que el virus se escapase por accidente, debido a los fuertes protocolos y medidas de seguridad que hay, pero «sí que lo fabricaran expertos de estos laboratorios controlados por el gobierno comunista chino».

Ella lo define como un «arma biológica sin restricciones», diseñado genéticamente para dañar a los seres humanos. Es decir, una combinación perfecta: que se contagia a través del aire, que permite la transmisión humana y es muy resistente al medio ambiente.

¿Por qué no hay antídoto si fue intencionado? «La cloroquina»

Iker le planteó el siguiente dilema: si el virus fue creado como un arma, ¿no se debería haber creado también el antídoto? La viróloga cree que el antídoto es la hidroxicloroquina. «Lo que puedo decir es que la gente de China ya no se infecta, y no es pora las vacunas, es porque desde el principio usaron cloroquina».

Li-Meng Yang asegura que sigue amenazada de muerte por el gobierno chino, que trató de «desprestigiarme, diciendo que yo era poco más que una cuidadora de hamsters». «Querían arruinar mi reputación, pero no me van a asustar, como científica sé que tengo que decir la verdad al mundo antes de que me maten».

Los expertos de Iker Jiménez, escépticos

Después de escuchar su testimonio, casi todos los colaboradores lo pusieron en duda. Los expertos sí reconocieron el prestigio de Li-Meng Yang como científica experta en la materia. Y entienden que su teoría es «viable», porque «está demostrado que la tecnología actual permite la manipulación de virus, de forma que esta puerta está abierta», opinó el colaborador que más credibilidad le daba, el coronel Luis Enrique Martín Otero, coordinador de la Red de Laboratorios de Alerta Biológica (RE-LAB) y uno de los principales expertos del país en bioterrorismo, contaminaciones víricas y pandemias.

Niegan la cloroquina como antídoto

Así opina también César Carballo, médico adjunto del servicio de Urgencias del Hospital Ramón y Cajal de Madrid: «Sabemos del hermetismo chino, incluso de la OMS, que tardó mucho tiempo en reconocer la pandemia». Sin embargo, pone en duda la teoría de la viróloga de que el COVID pueda ser artificial, en especial cuando apunta a la cloroquina como antídoto, «algo que en España ya se ha demostrado que no es eficaz».

César Carballo, médico de Urgencias del Hospital Ramón y Cajal de Madrid

César Carballo, médico de Urgencias del Hospital Ramón y Cajal de MadridTelecinco

«No avala con datos su teoría, son solo opiniones»

Miguel Pita, profesor investigador de genética de la Universidad Autónoma de Madrid, se muestra más crítico con la teoría de la disidente china. «Necesitamos saber el origen del virus, pero esta respuesta la tiene que dar la ciencia, no un científico concreto«. Y avisa de que va para largo. «Con la gripe se tardaron 15 años en detectar el origen».

El genetista respeta a Li-Meng Yan pero advierte de que «no avala con datos sus opiniones, no hay ningún rigor científico en ellas, son solo especulaciones».

Miguel Pita, experto genetista en 'Informe Covid'

Miguel Pita, experto genetista en ‘Informe Covid’Telecinco

El más escéptico con la viróloga china fue José Alcamí, investigador y coordinador del Grupo de Análisis Científico sobre el coronavirus del Instituto de Salud Carlos III y director científico de la Unidad VIH del Hospital Clinic de Barcelona. «Sus informes no solo son flojos desde el punto de vista científico sino que además tienen datos erróneos. Ella dice que el SARS-Cov-2 deriva del ZC45, pero «no existe la tecnología para crear eser virus nuevo, se podría manipular pero dejaría una cicatriz y el SARS-CoV-2 no la tiene». «Li-Meng Yan dice que se siente perseguida por los científicos, pero ella desprestigia a toda la comunidad en sus artículos, sin aportar ni una sola prueba».

¿Cómo puede ser que ella fuera la única que lo descubriera?

En su opinión, es imposible que una teoría como la de esta viróloga pueda ser cierta habiendo tantos investigadores como ella trabajando en lo mismo. «En Wuhan hay tres laboratorios de alta seguridad, es dificil imaginar una conspiración silenciosa cuando hay tantos actores implicados«.

El eslabón perdido: el salto entre el ZC45 y el coronavirus

Alcamí defiende que el ser humano «copia bien, pero crea mal». «Es fácil modificar un virus siempre que partas de un modelo, pero entre el ZC45 y el SARS Cov-2 hay 30.000 letras de diferencia». Un salto tan grande que «solo tiene sentido si lo da la naturaleza, imposible de hacerlo un ser humano, y menos en seis meses como dice Meng Yang.»

José Alcamí, científico experto en 'Informe Covid'

José Alcamí, científico experto en ‘Informe Covid’Telecinco

Todos los expertos coinciden en que el problema, lo que está dando lugar a especulaciones, es que falta el eslabón perdido entre el virus de partida y el SARS-Cov-2 que contagió al hombre. «El virus ZC45 puede ser el bisabuelo del Covid, pero nos falta encontrar el intermedio, el virus en el animal, en el murciélago, ese es el agujero negro con el que se encuentra la ciencia para cerrar el puzle».

Alcamí recuerda que «en el caso del primer SARS de 2003 nunca existió la teoría del laboratorio porque se encontró rápidamente el eslabón intermedio, el camello. Pero que no hayamos encontrado aún el del coronavirus, no quiere decir que no exista».

«Algunos investigadores creen que no hay animal intermedio, que saltó del murciélago al humano; otros dicen que es dificil que ocurriera esto, pero da igual, en el momento en que se encuentre el animal intermedio se acaba el debate».

¿Por qué cuesta tanto encontrar ese virus intermedio?

La hipótesis que baraja la ciencia para explicar la dificultad de encontrarlo es que «el SARS actual ha estado circulando más tiempo del que creemos, ya en 2015 hubo un informe que avisó de que el coronavirus de un murciélago podía causar una catástrofe».

«De ser un arma biológica, es poco eficaz»

El Coronel sí da crédito a que pudo ser un arma biológica «sin restricciones, diseñado para dañar al mundo, tal y como apunta Li-Meng Yang, porque cumple todos los requisitos para ello: rápida expansión, alta mortalidad, colapso sanitaro y económico…».

El coronel Luis Enrique Martín-Otero, experto en bioterrorismo en 'Informe Covid'

El coronel Luis Enrique Martín-Otero, experto en bioterrorismo en ‘Informe Covid’Telecinco

Le contradice el genetista Miguel Pita, para quien «desde el punto de vista genético, sería un mal arma, porque buscaría atacar a gente más joven y es más logico hacerlo con una bacteria que con un virus». «Además, de haberlo creado el hombre tendría una genética reversal, algo novedoso que aquí no lo hay». «Desde el punto de vista del impacto social, es un buen arma, pero desde el genético, no», concluye.

Todos descartan la hipótesis del escape de laboratorio

Respecto a la posibilidad de que fuera un escape accidental del laboratorio, los expertos, al igual que la viróloga china, lo ven «extraordinariamente difícil, no ha sucedido nunca, ni siquiera con el Ebola, aunque nadie puede estar seguro al cien por cien».

«La naturaleza es una asesina en serie»

En definitiva, a falta de pruebas, los expertos remiten a la estadística. «La naturaleza tiene muchas más probabilidades de generar este virus, de alto proceso combinativo, que el hombre», explica Alcamí.

Y para los que creen que es demasiada casualidad que sucediera en Wuhan, donde hay tantos laboratorios virológicos, explican que «es normal que pasara justo en un sitio donde había miles de virus relacionados con el SARS«. «Se cree que el virus de partida puede haber estado evolucionando desde hace 15 años hasta que ha encontrado esa combinacion ganadora, esa tormenta perfecta que es el SARS-Cov-2 que ha provocado la pandemia actual«.

«La naturaleza es el mejor laboratorio, la mejor asesina en serie», pero hay que tener «paciencia» para descubrir el arma del crimen. «No hay razones para pensar que no fue natural, pero hay que esperar a los resultados científicos, no valen las hipótesis».

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