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Los gurús de Silicon Valley están convencidos de que después de lograr que las relaciones personales y profesionales cambien con las redes sociales, en un plazo indeterminado pero no muy lejano, sucederá lo que parece imposible: que seamos inmortales. Para los científicos que trabajan en esta quimera, la muerte sería un “error” de nuestro cuerpo como cualquier enfermedad y, por tanto, curable. La propia idea de que vivamos para siempre es tan revolucionaria y transformadora que es casi imposible predecir cuáles serían sus consecuencias. Prueba de que el asunto fascina a la humanidad es el éxito de Yuval Noah Harari, quien se ha hecho rico y famoso dándole vueltas al tema en sus populares libros.

La película de anime japonesa Human Lost imagina un futuro próximo en el año 2036 en el que, como pronostica el propio Harari, los “ricos serán una especie diferente de los pobres”. En el mundo que recrea el filme, la cantidad de dinero en la cuenta corriente es proporcional a la propia esperanza de vida. No solo eso, la tecnología también es capaz de mejorar a los humanos con lo cual algunos parten con ventajas absolutas de entrada. En una sociedad donde la longevidad y la buena salud lo son todo, la rebeldía se expresa en forma de tendencias autodestructivas, convirtiendo la reivindicación de la enfermedad o la propia muerte en un síntoma de una humanidad más verdadera y honesta.

Inspirada en una novela de Osamu Dazi, que ha vendido diez millones de ejemplares en Japón, Fuminori Kizaki, experto en anime, ofrece una película vistosa con aires de videojuego tan entretenida como excesivamente obvia. Los dos protagonistas son dos jóvenes contracorriente en apariencia dispares, el introvertido y sensible Yozo Oba, quien se revela contra su propia clase social, y el dicharachero y arrojado Takeichi, líder de una banda de delincuentes juveniles que van en moto. Realizada con una mezcla entre animación e infografías para que los paisajes urbanos, con un aire a lo Blade Runner, den una sensación en 3D, lo mejor sin duda es la recreación de esa ciudad fantasmagórica y psicodélica.

@juansarda



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