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MADRID, 8 Oct. (EUROPA PRESS) –

La República Turca del Norte de Chipre ha reabierto este jueves la zona de Varosha, un distrito de la localidad de Famagusta que ha permanecido cerrado desde la guerra de 1974 y que implica más de cuatro décadas después un nuevo punto de fricción política entre distintos países.

Tanto la UE como Naciones Unidas habían pedido a la parte turcochipriota que se abstuviese de dar este paso, que afecta a parte de la ciudad de Famagusta. Sin embargo, ciudadanos y periodistas han podido entrar en una franja de un kilómetro de largo que ha quedado abierta durante ocho horas, según la agencia Anatolia.

Varosha –Maras para los turcos– quedó sellada y, por tanto, deshabitada, en la guerra que partió la isla de Chipre tras la invasión de las tropas de Turquía. Durante décadas, la localidad de Famagusta ha formado parte de las negociaciones y las polémicas entre las dos partes.

El primer ministro turcochipriota, Ersin Tatar, reafirmó esta semana ante el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, que la reapertura es un «paso irreversible». Para Erdogan, «es indiscutible que Maras es parte de Chipre», en alusión a la zona septentrional, según la agencia DPA.

El Ministerio de Defensa de Turquía ha compartido en redes sociales fotografías de este hito, de un «gran significado simbólico» como ha reconocido el propio departamento en sus mensajes.

Para el presidente de la parte grecochipriota, Nicos Anastasiades, sin embargo, se trata de una medida «ilegal» y de una violación del Derecho Internacional y de las resoluciones adoptadas por el Consejo de Segurida de la ONU, según el diario ‘Cyprus Mail’.

También han expresado este jueves su preocupación la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, y el primer ministro de Grecia, Kyriakos Mitsotakis, que han hablado durante una reunión virtual de las crecientes tensiones en la zona oriental del Mediterráneo por los últimos movimientos de Turquía.

Así, ven «preocupante» la reapertura de Varosha y han instado a Turquía a «dar los pasos necesarios para reducir la tensión en la región», lo que pasa por mantener un «diálogo constructivo» que implique a Grecia, a Chipre y a la Unión Europea.

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