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Un equipo de investigadores de la Universidad de Exeter y la Sociedad Zoológica de Londres -SZL-como parte de la expedición Sea to Source: Ganges, de laNational GeographicSociety, acaba de publicar los resultados de un nuevo e inusual estudio para seguir la pista a la contaminación plástica. Para ello se valieron de un total de 25 botellas de 500 mililitros que idénticas en forma, tamaño y flotabilidad estaban destinadas a imitar el movimiento de cualquier botella de plástico en el agua.

Estas botellas fueron modificadas para incluir un dispositivo electrónico GPS de seguimiento sin que se viera afectada la dinámica de las mismas en el medio líquido, y posteriormente arrojadas a las orillas del rio Ganges y la Bahía de Bengala.

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Trascurrido apenas un año desde el comienzo del experimento, «los resultados del estudio muestran cuan conectados pueden estar los ecosistemas acuáticos en la Tierra, y cuan lejos y rápido puede moverse la contaminación plástica en nuestro planeta» explica la doctora Emily Duncan, del Centro de Ecología y Conservación en el campus Penryn de la universidad de Exeter en Cornwall y autora principal del estudio. Así la distancia máxima registrada para uno de estos dispositivos fue de 2.845 kilómetros en tan solo 94 días.

«Los resultados muestran cuan conectados pueden estar los ecosistemas acuáticos en la Tierra, y cuan lejos y rápido puede moverse la contaminación plástica en nuestro planeta

En general, las botellas en el Ganges se movieron por etapas, ya que ocasionalmente quedaban atascadas en su camino río abajo. Las botellas en el mar cubrieron por su parte distancias mucho mayores, siguiendo las corrientes costeras al principio para luego adentrarse en océano abierto y recorrer distancias mucho más extensas. «Nuestro trabajo demuestra que se trata de un problema verdaderamente global, ya que un trozo de plástico que caiga en un río o en un océano muy pronto podría llegar al otro lado del mundo«, añade Duncan.

Respecto a la tecnología empleada en los dispositivos Alasdair Davies, de la Organización Tecnológica para la Conservación Arribada y la Sociedad Zoológica de Londres explica que: «el hardware dentro de cada botella de plástico es completamente de código abierto, lo que garantiza que los investigadores puedan replicar, modificar o mejorar la solución que presentamos para rastrear otros plásticos o desechos ambientales.

Botellas de plástico con dispositivos GPS de seguimiento

Botellas de plástico con dispositivos GPS de seguimiento


Foto: Heather Koldewey

«Incrustar dispositivos electrónicos dentro de estas botellas de plástico también presentó una oportunidad única para usar transmisores celulares y satelitales, lo que garantizó que pudiéramos rastrear el movimiento de cada botella a través de vías fluviales urbanas donde las redes de telefonía móvil estaban disponibles, cambiando a conectividad satelital una vez que las botellas llegaron al mar abierto» añade.

Más allá de sus implicaciones para entender los patrones de la contaminación, los investigadores esperan que esta forma de rastrear las botellas pueda servir como una herramienta poderosa para la educación, creando conciencia y fomentando el cambio de comportamiento. Según Duncan: «esto podría usarse para enseñar sobre la contaminación plástica en las escuelas, para que los niños puedan ver a dónde va su botella. No obstante, de forma un tanto más ambiciosa, la investigadora añade que: «los datos de estos rastreadores pronto podrían incorporarse a modelos globales para darnos una imagen más clara de cómo se mueve el plástico a través del océano y dónde termina».

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