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El agua que después de un buen baño se queda dentro de nuestro oído y se niega a salir es una de las típicas molestias del verano, en playas y piscinas.

A veces sale muy fácil, con sólo voltear la cabeza, pero otras veces parece que se atasca y acaba produciendo incómodos ruidos internos, pequeñas pérdidas de audición y molestias constantes, hasta cuando abrimos y cerramos la boca.

Por eso algo tan excéntrico como ver a alguien en bañador dando saltos a la pata coja con la cabeza ladeada es, desde siempre, una de las escenas típicas del verano.

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1- Es probablemente la fórmula más utilizada y sólo requiere que pongamos la cabeza paralela al suelo con el oído ‘encharcado’ apuntado hacia abajo y comencemos a dar saltos. Será más eficaz si mientras saltas mantienes estirado el lóbulo de la oreja hacia abajo, ya que abrirás el conducto auditivo.

2- Pero antes de eso, lo normal es comenzar frotando la oreja o estirando el lóbulo mientras inclinas la cabeza hacia abajo y la sacudes un poco. Funciona muchas veces y no es necesario dar más espectáculo.

3- Todavía más fácil es dejar el trabajo a la ley de la gravedad. Y para eso basta con que nos echemos de lado con el oído afectado apoyado en la toalla durante unos cinco minutos, esperando que el agua salga lentamente. También funciona muchas veces, y sin esfuerzo.

4- Otra fórmula eficaz es hacer el vació en el oído afectado. Una vez más inclinamos la cabeza para ponerla paralela al suelo. Sobre el oído apuntando hacia abajo colocamos la palma de la mano formando un sello hermético y comenzamos a presionar hacia dentro y soltar de golpe. Así crearemos un efecto vacío que puede sacar el agua al estilo de los desatascadores antiguos.

5- Muy sencillo es apostar por bostezar o masticar para eliminar el agua atascada en el oído. Porque este ejercicio tan sencillo y natural puede aliviar la tensión en las trompas de Eustaquio. Un chicle ayudaría a realizar este ejercicio sin darnos cuentas.

6- Un poco más científico es la realización de la maniobra de Valsalva, descubierta por el médico italiano del mismo nombre y que se utiliza con mucha frecuencia para igualar presiones, tanto en el buceo como en los aviones, con el fin de evitar molestias cuando nos sometemos a cambios de presión.

La maniobra consiste en respirar profundo, cerrar la boca, taparse la nariz apretando las fosas nasales con los dedos y soplar por la nariz. Sentiremos algo parecido a una explosión que significará que las trompas de Eustaquio se han abierto, y en ese momento puede ocurrir que el agua salga.

Pero hay que tener cuidado de no soplar muy fuerte, ya que podríamos dañar el tímpano.

7- Sorprendente parea muchos resultará quizás el uso del secador de pelo para acabar con el agua en el oído. Claro que hay que hacerlo con cuidado y prudencia para no acabar de hacer más daño que bien.

La manera es encender el secador a la potencia más baja y con una temperatura no muy alta. Lo colocamos a unos 30 centímetros del oído y lo vamos acercando y alejando mientras tiramos hacia abajo del lóbulo para abrirle al aire caliente un poco de camino.

8- Aplicar unas gotas de una mezcla de alcohol y vinagre, a partes iguales ayuda a evaporar el agua que tenemos atrapada en el oído. La mezcla tiene la ventaja de que por un lado el alcohol ayuda a evaporar el agua y a eliminar bacterias que podrían provocar una infección. Y el vinagre por su parte, puede deshacer la cera que mantiene atrapada al agua en su interior.
La aplicación deberá hacerse con un gotero estéril (muy fácil de conseguir) y bastará con introducir en el oído tres o cuatro gotas durante un par de minutos. Luego debería basta con inclinar la cabeza hacia los lados para que el agua salga.

Es importante tomar precauciones y saber que nunca se debe utilizar este remedio en personas que padezcan una infección del oído externo, un tímpano perforado o conductos de timpanostomía (diábolos).

9- Otro remedio casero es el uso de alcohol boricado para absorber el agua. ¿Le suena? Probablemente si tiene perros de orejas caídas lo haya usado alguna vez.
El alcohol boricado es un compuesto hecho con alcohol y ácido bórico que se usa en veterinaria para prevenir y curar infecciones del oído de los animales, y evitar que sufran otitis.
Es antiséptico, en las personas se usa también para tratar la otitis externa y está contraindicado en niños menores de 3 años, en caso de perforación timpánica o cuando haya heridas abiertas en la piel del interior del oído.

Para prevenir infecciones de oído provocadas por el agua de ríos, pantanos, piscinas… es un remedio casero muy recomendable. Y fabricarlo es tan sencillo como coger 10 cc de alcohol de 70º y echarle 8 gotas de vinagre.

10- Más sencillo aún es el uso de aceite de oliva templadito, que además de ayudar a expulsar el agua puede contribuir decisivamente a evitar una infección. Se aplica calentando un poco de aceite de oliva, cogiendo con un gotero unas cuantas gotas y colocándolas en el interior del oído.

Después nos recostamos durante unos 10 minutos con el oído hacia arriba, para que no se derrame el aceite, y transcurrido el tiempo giramos la cabeza para que quede apuntando al suelo el oído malo y salga tanto el aceite como el agua.

Hay más fórmulas caseras recomendadas, como llenar el oído de agua con un gotero limpio esperando que el agua nueva ‘ayude a salir’ a la estancada dentro. O hacer vahos o darse una ducha caliente, para que el vapor de agua también ayuda.

Incluso hay gotas óticas que la mayoría están hechas a base de alcohol y que ayudan a reducir la humedad en el conducto auditivo externo, con la ventaja de que también pueden eliminar las bacterias y deshacer la suciedad interna.



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